Guia para un turismo antirracista
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Estas claves le ayudarán a repensar la forma en que interactúa con los lugares a donde viaja a pasar sus vacaciones. 

El turismo no es precisamente sinónimo de antirracismo. De hecho, los intercambios económicos promovidos históricamente por esta industria se han caracterizado por fomentar la depredación y el despojo de comunidades étnicas en Colombia y el mundo. 

Para el psiquiatra, filósofo y escritor francés-caribeño, Frantz Fanon, la introducción del turismo en las naciones del Sur Global durante el siglo XX implicó la imposición de una agenda económica neoliberal eurocéntrica que solo ha profundizado la condiciones de desigualdad en muchos de estos territorios. 

No obstante, si bien es necesario hacer muchos cambios a nivel de la industria, existen innumerables acciones que turistas pueden realizar para combatir el racismo y apoyar proyectos de desarrollo comunitario en sus lugares de destino. 

A continuación, presentamos una breve guía que le ayudará a repensar la forma en que interactúa con los lugares a donde viaja a pasar sus vacaciones. 

1. Reconozca sus prejuicios

Independientemente de lo aliadx o desconstruidx que se sienta, es probable que durante sus viajes reproduzca prejuicios raciales inherentes a la sociedad en la que vivimos. 

En agosto pasado, un turista del interior del país insultó y humilló con expresiones racistas a los vigilantes del edificio en donde había decidido pasar sus vacaciones en Cartagena. El episodio se sumó a una larga lista de casos de discriminación contra palenqueras y vendedores informales en la “joya de la corona” del turismo en Colombia. 

Es importante que reflexione sobre los imaginarios racistas que podría estar replicando en sus interacciones con grupos étnicos durante el viaje. Tomar nota y  aprender de sus propios errores ayudará a que su experiencia sea más respetuosa y amigable con el entorno.

2. Identifique sus privilegios

En su guía para viajerxs aliadxs de la lucha atirracista, la revista Here recomienda a las personas blanco-mestizas reconocer cómo esta condición les otorga cierto nivel de privilegio cuando viajan a territorios donde la población afro o indígena es predominante. 

En este sentido, es importante que antes de tomarse fotos con los lugareños se cuestione si está exotizando, vulnerando la dignidad y/o la intimidad de estas personas.  

La publicación también invita a no participar en espectáculos que ridiculicen las tradiciones de grupos étnicos y a respetar los ritos y espacios sagrados de estas poblaciones. 

3. Apoye proyectos de turismo comunitario 

De acuerdo con la Red Nacional de Turismo Comunitario, en el país existen por lo menos 52 iniciativas de comunidades que se organizaron para brindar servicios turísticos que promueven el desarrollo local y se adaptan a las dinámicas culturales de los territorios. 

Cuando inviertes tu dinero en hoteles, restaurantes y otros negocios de iniciativas de turismo comunitario, estás incentivando la creación de empleos locales y favoreciendo a los proyectos comprometidos con la sostenibilidad y la cohesión social.

“La importancia del turismo comunitario en el país radica en que nos da la posibilidad de expresar la cultura, las tradiciones y las narrativas que se manejan en cada territorio”, manifestó a El Espectador, Davis A. Ruiz, vicepresidente de la Red Nacional de Turismo Comunitario.

4. Investigue

Antes de viajar es importante que se tome un tiempo para educarse sobre la historia y cultura de su lugar de destino. Esto le permitirá contar con una comprensión más profunda sobre cómo se articulan las intersecciones de raza, clase y género en los espacios que visite. 

5. Denuncie los actos de racismo

Si presencia algún acto de racismo o de injusticia durante tu viaje, hablar sobre el hecho, denunciarlo ante las autoridades, es, sin duda alguna, la mejor forma de combatir la discriminación. “Al condenar el racismo abiertamente, les permites a quienes te rodean, especialmente a tus compañeros de viaje blancxs, saber que el racismo en cualquier forma, en cualquier parte del mundo, es intolerable”, concluye la revista Here. 

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